El crecimiento prostático no es un problema nuevo, pero si un problema cuyas soluciones son novedosas. Ciertamente, en las décadas pasadas se introdujeron al tratamiento de esta enfermedad diversos medicamentos que ofrecen la posibilidad de disminuir los síntomas originados por agrandamiento de la próstata.

Medicamentos como la Tamsulosina, Alfuzosina y otros son el pilar inicial del tratamiento en muchos casos. A éstos se han agregado otros medicamentos como la Dutasterida. E incluso nuevas aplicaciones de medicamentos que se han utilizado para otros padecimientos pero que ahora sabemos que proporcionan un beneficio a los síntomas prostáticos, tal es el caso del Sildenafil, medicamento utilizado para mejorar las erecciones.

En la década pasada y la actual se ha avanzado más en el mejoramiento y diversificación de las técnicas de cirugía que se ofrecen al paciente. Es el campo quirúrgico el que mayor avance ha tenido. Ahora podemos encontrar procedimientos endoscópicos que sin derramar sangre son efectos para próstata de pequeño tamaño pero que ya ocasionan molestias, tal es el caso de Rezum.

También se han mejorado las técnicas endoscópicas para próstatas de tamaño medio o grande.
Sabemos que es mejor enuclear que resecar una próstata, pero es mejor resecar por vía endoscópica a realizar una cirugía abierta. Para ello se han tomado en consideración riesgos como el sangrado, la incontinencia urinaria, la perforación, las secuelas cicatrizales que quedan después
de las cirugías. Pero también, la capacidad de resolver el problema en una sola cirugía, que no se tenga que reintervenir el paciente nunca más por ello o por las complicaciones.
En los siguientes blogs me concentraré en desmenuzar un poco mas la diferencias entre las cirugías de la próstata.

ABORDANDO EL PROBLEMA DE LA PRÓSTATA CRECIDA

El crecimiento prostático es una enfermedad que afecta muchos hombres, sin embargo, no a todos. El principal factor para su desarrollo es la edad, y desafortunadamente no es modificable. Por supuesto, que existen otras situaciones que lo favorecen, se ha hablado de carga genética, inflamaciones repetidas de la próstata debidas a infección, influencia hormonal o de origen étnico.

Muchas de estas situaciones se van acumulando a lo largo de los años, y aunque controladas en su momento, finalmente la suma de ellas es algo que escapa el más estricto de los controles o como la edad, no es algo modificable.

En la actualidad el modelo de atención del crecimiento benigno de la próstata debe girar entorno a los síntomas, molestias o repercusiones que tiene sobre la vida del hombre que lo padece. No basta conocer solo el tamaño de la próstata, sino documentar el tipo de vida que lleva una persona, sus preferencias, saber si le parece incomoda esta o aquella forma de orinar, conocer sus actividades laborales, diarias, saber si interfiere en un juego de cartas, o el tiempo de pasa con su familia.

Sobre ello se debe basar el tratamiento, y sobre ello se agrega el conocimiento que adquirimos los urólogos a través de estudios como: el ultrasonido prostático, la uroflujometría, el tacto rectal, el examen de orina y el antígeno prostático específico. En su conjunto se genera un perfil del paciente y finalmente elaboramos una línea de tiempo, y le explicamos al paciente dónde se encuentra su padecimiento en esa línea tiempo.

Quizá haya quienes teniendo síntomas parecidos, tamaños de próstata parecidos y otras similitudes, tengan diferencias en el tiempo que han padecido los síntomas, o tratamiento distintos durante ese tiempo. Eso puede representar la diferencia entre continuar con medicamento, cambiarlo o realizarse una cirugía.